Corporativo

Guías de vestuario corporativo: ¿mandadas a recoger?

Durante 2022, al menos dos situaciones polémicas pusieron en controversia la aplicación de las guías de vestuario en el mundo institucional y corporativo: Indumil, empresa del Estado colombiano que provee armas y municiones al ejército, y la Cancillería colombiana, entidad que dirige la política diplomática del país. ¿Por qué ahora las guías de vestuario, que llevan décadas usándose en el mundo empresarial, resultan tan polémicas?

Aunque es cierto que las empresas están migrando de la formalidad a la comodidad, lo que desde lo personal me parece maravilloso, no podemos perder de vista el derecho que le asiste a una empresa pública o privada de proyectar una imagen alineada a sus valores y principios. Hoy, especialmente después de la pandemia con la flexibilización de los atuendos, las empresas batallan por hacer que sus trabajadores retomen niveles mínimos de formalidad.

El trabajador por su parte, también tiene el derecho de ejercer el libre desarrollo de su personalidad, expresado en la manera que viste. Lo que puede hacer sin perder de vista los lineamientos dados por el contratante, que como empresa cuenta con la libertad de elegir la manera en que quiere que se le reconozca o perciba en el mercado. Por ello, querámoslo o no, se dice a menudo que los colaboradores son la “cara de una empresa”.

Las guías de vestuario son una herramienta muy útil y poderosa en la percepción de confianza de una marca, sea esta una empresa del Estado o una privada. Sin embargo, y dado que las empresas están flexibilizando sus atuendos, se puede respetar el estilo personal del trabajador sin imponer, mientras se alinea con el ADN de la empresa. Ese es el trabajo de asesores de imagen como yo, que pueden sugerir las técnicas de vestuario corporativo para cada empresa además de la manera correcta de implementarlas.
Tal vez uno de los más grandes errores que comenten las empresas al implementar guías de vestuario corporativo es sólo prohibir sin entregar herramientas a los colaboradores para hacer los ajustes que se requieren. Tanto la capacitación como el proceso de comunicación son clave, y deben guiarse por un asesor de imagen con experiencia para explicar los objetivos con claridad.

En mi ponencia sobre imagen empresarial en octubre de 2022 en Buenos Aires, Argentina, introduje el concepto de “informalidad con respeto”, que describe cómo un escote exageradamente profundo, ropa muy ajustada, ropa sucia o rota, etc., son aspectos que en los entornos formales profesionales restan credibilidad. El respeto por el ciudadano, cliente, colegas, etc, se demuestra también en la formalidad del trato y se expresa además en la ropa, como un complemento a los buenos modales, habilidades y competencias de un trabajador. Pero debemos ver la imagen personal de manera integral, desde los diferentes aspectos que la componen, para darle todo su valor.

Aunque las discusiones sobre los manuales de imagen corporativa y la vulneración de derechos seguirán siendo polémicas, recuerda que nadie está obligado a trabajar en un lugar donde no se siente a gusto. Por eso, antes de aceptar un empleo, pregunta al reclutador si existen controles o lineamientos de vestuario y, si van en contra de tu manera de ser y pensar, toma tu decisión.